Autor: Pitufitta » dt. ago. 12, 2008 5:40 pm
Capítulo 5
A lo largo de los cuatro primeros capítulos hemos ido conociendo más a César, un arquitecto brillante que tiene un claro problema de relación con su entorno, lo que le ha convertido en cliente preferente y ya buen amigo de Laura y Alberto.
Luna se ha operado y todo ha ido bien, pero la familia no entiende la implicación de Alberto en todo este proceso. Por eso, improvisan una excusa: regentan una agencia de modelos a la que Luna acaba de acceder. Pese a todo, Luna le explica la verdad a Lucas que se revela ante la idea de la prostitución y rompe la relación con su prima.
Luna entra en el piso, en condición de ser una más y Alberto inicia su preparación. Vamos viendo, a través del tiempo, cómo Alberto y Laura le dan mil consejos sobre la profesión, el estilo y las circunstancias propias de su nuevo estatus. Una especie de pygmalion sobre el mundo de las escorts. Hasta que Luna se siente preparada para empezar a ejercer. Alberto considera que el primer cliente debe tener unas características especiales de tacto, clase y señorío. Y por eso el elegido es César.
Por su parte, César, que tiene como nuevo reto profesional levantar en Sevilla el rascacielos más alto de la península, entra en tratos con una vieja amiga: Irene, una consultora técnica que le ayudará a llevar a cabo el fastuoso proyecto arquitectónico. Pero es evidente que entre Irene y él hay, o hubo, algo más que amistad. Descubrimos, también, qué calibre tiene el acoso de los paparazzi a su vida privada.
Una chica se introduce en su cama cuando está en el hotel de Sevilla y un compinche les hace fotos en una situación que se podría prestar a confusiones. Por suerte, su hermano Santiago sabe cómo detener este tipo de agresiones. Santiago le recomienda que se abra más a la prensa y, sobre todo, que supere la separación de su primera ex mujer, una arribista que le usó en su propio beneficio económico.
César se enfrenta a sus fantasmas del pasado y, para su sorpresa, los supera. Planta cara a Sandra, su ex mujer, y entabla una relación, aunque, por ahora, sólo sea profesional con Irene. Ese estado de buen humor le lleva aceptar la propuesta de Alberto y accede a convertirse en el primer cliente de su nueva musa: Talía, es decir, Luna.
Capítulo 6
Luna continúa con César pero, a la hora de la verdad, se ve superada y abandona el acto. No puede hacerlo. Alberto, lógicamente, se siente muy decepcionado. La práctica ha podido con la teórica y las buenas intenciones.
Luna intenta hablar con Lucas, pero éste anda agobiado con los hijos y no puede atenderla. Con Gonzalo aún en coma, Luna se vuelve a sentir sola y perdida.
Una llamada de doña Úrsula aún le complica más la vida. Le ofrece dinero a cambio de retirar la demanda contra Manuel. Es una tentación, pero Gonzalo no se merece que su agresor salga impune. Luna habla con su madre e intenta tantearla para obtener dinero y poder pagar las deudas que ha contraído pero, finalmente, no lo hace. Luna está hecha un mar de dudas hasta que ve por televisión la secuencia que Gonzalo grabó para la serie y que ensayó con ella misma poco antes de hacer el amor. Eso la acaba decidiendo. Habla con Marisa y la convence para pagar ella el tratamiento aunque de cara a la madre de Gonzalo digan que es Marisa quien lo hace. La recuperación de Gonzalo merece esa mentira.
Luna vuelve a casa de César a acabar lo que no pudo la noche anterior. Pese a que ella finge, es evidente que César se ha quedado prendado de la joven.
En paralelo, Laura recibe una oferta de trabajo muy suculenta, pero debe irse a Barcelona a vivir un año. El ofrecimiento sería un bombón para cualquier abogado, pero ella declina la invitación por poder seguir al lado de su amado secreto: Alberto.